jueves, 27 de agosto de 2009

ALTO Y CLARO

Así se expresa Xosé Manuel Pereiro en su artículo de hoy en El País. Aunque por el ruido que hace la derecha en Galicia (desgobernando y desmontando todo lo hecho en los cuatro años anteriores) y en el resto de España (denunciando conspiraciones contra su integridad, precisamente para tapar la falta total de escrúpulos de muchos de sus dirigentes a la hora de administrar el dinero de todos) podría parecer que ya nadie es capaz de alzar la voz desde la sociedad civil para hacer ver los despropósitos del flamante gobierno del Partido Popular en la Xunta.


La eliminación de la gratuidad de los libros de texto, la supresión de los turnos de tarde en la sanidad pública, la revisión de la adjudicación eólica, la anunciada derogación del decreto del gallego en la escuela, la asignación de fondos públicos para colegios que separan a los alumnos por sexo...

Medidas que responden, a juicio del sr. Feijoo, a su promesa electoral (y repetida después de tomar posesión como presidente de todos los gallegos) de que no se reduciría el gasto social y se buscaría la máxima eficiencia en el gasto publico.

Así que, para aplicarla, nada mejor que colocar de conselleiro de Industria a un empresario conocido por deslocalizar toda su producción no fuera de Galicia sino tambien de España; como directora xeral en la Consellería de Traballo a una persona condenada por la justicia por despido improcedente a una empleada sin papeles y sin contrato... y éstos son los casos conocidos por la prensa. A saber cuántos fichajes de este calibre ignoramos.

Y ahora, siguiendo con su política de poner a los zorros a cuidar gallineros, al gobierno del PP se le ocurre nada más y nada menos que dar a los concellos la llave del urbanismo de nuestros pueblos y ciudades. No voy a explicar el caso mejor que Pereiro, aunque la experiencia que tenemos en Miño nos autorizaría a comentar largo y tendido el tema, así que aquí dejo el enlace:

http://www.elpais.com/articulo/Galicia/Urbanismo/penalti/elpepuespgal/20090827elpgal_10/Tes

Creo que, si la realidad que vemos a nuestro alrededor no fuera suficiente, desmonta una por una todas las falacias en las que supuestamente se apoya esta medida demagógica y peligrosa.

Saludos y paciencia. Cuatro años pasan en sólo 1460 días y como se está demostrando se puede desmontar un gobierno en cuatro meses.

1 comentario:

Angus dijo...

Tiempo al tiempo, pues llegará el día que los ciudadanos honrados sea del color que sea, hagan una profunda reflexión, y entonces echarán mano del argumento más válido y sólido que se puede ejercer en democracia:
Salir a la calle en masa y gritar al unísono "QUEREMOS JUSTICIA, Y GOBERNANTES DECENTES", es el primer paso, el segundo son las urnas.