
Estos días hemos tenido la suerte de volver a ver a nuestro insigne alcalde por la calle. Después de verios meses desaparecido, y como ya es tradicional en él antes de unas elecciones, se ha paseado por Miño para recordarnos que tenemos un primer edil y que le debemos pleitesía.
No contento con eso, nos ha obsequiado con una disertación erudita en el boletín de su ¿formación? política. En medio de una marejada de insultos, descalificaciones, mentiras y engaños, todos ellos dedicados al trabajo de los socialistas de Miño, aparece un encarte de blanco inmaculado con elevadas reflexiones sobre la política mundial, encabezado por el Pensador de Rodin!!!!!!!!!!!!!
Sí, señores, a este hombre se le queda pequeño, y mucho, este humilde pueblo de apenas cinco mil habitantes. Sus grandes capacidades se ven limitadas en esta localidad donde, muy a su pesar, tiene que rozarse todos los días con gente que no le da la talla, y no nos referimos precisamente a nuestros concejales.
Así que se ha lanzado a un corta y pega frenético de retales sacados del rincón del vago y la wikipedia y ha montado una especie de disertación sobre lo divino y lo humano que ya quisiera para sus asesores el mismísimo Obama.
Sus propios ¿compañeros? están epatados con su sabiduría y capacidad; lo miran con indisimulado asombro y no menor envidia. Claro que entre ellos él es el tuerto en el país de los ciegos. Porque incluso da lecciones magistrales sobre literatura con gran éxito de público (cautivo) y crítica (pagada).
Será que trata de hacer méritos para que por fin en Santiago se acuerden de él?
Será que sus múltiples viajes aparentemente en busca de grandes mejoras para Miño y que buscaban en realidad un puestito en despachos más lujosos no han dado resultado?
O más bien ha caído víctima de su propia megalomanía y realmente ya se cree todas sus fantasías por construir y, sobre todo, por pagar?
El tiempo, que ya se le acaba, pondrá a cada uno en su lugar. Quizá el suyo sea por fin el que busca, que nos tememos (o no) que no será Miño.
Mientras tanto, si podemos obviar los daños colaterales que traen para el pueblo, disfrutemos del espectáculo que nos ofrece este personaje y los estómagos agradecidos que le rodean. Una corte de las maravillas, con sus bufones, palanganeros, fieras y trovadores.
Pasen y vean. El espectáculo no nos sale gratis, pero precisamente por ello lo debemos aprovechar. Nuestro dinero nos cuesta.
Saludos socialistas.
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