miércoles, 10 de febrero de 2010

LA ESTRATEGIA DEL CARACOL

 O la del avestruz; a nuestro alcalde le vale ya cualquier cosa para intentar ocultar la avalancha de problemas en los que está sepultando al concello. La investigación del Tribunal de Cuentas primero no existía, después iba a archivarse y finalmente a quien atañe es al concello (no a él, ni a su grupo de gobierno, ni siquiera a los que votaron a favor de esas cuentas imaginativas en los plenos y comisiones: al concello en su conjunto, supongo que iremos declarando todos y cada uno de los vecinos por lo mal que hemos llevado las cuentas mientras él, pobre, no se enteraba de nada).
La situación urbanística de Miño tampoco es de su incumbencia; son cosas que han sucedido no se sabe cómo ni cuándo, pero el caso es que hay casas sin licencia, alineaciones sin línea y alturas sin medida pero él no sabe nada.
De Piñeiro, tampoco. Unos vecinos con ganas de deshacerse de sus fincas decidieron venderlas a un precio ridículo a pesar de que él "les avisó" de que no lo hiciesen.
Y ahora resulta que la inminente nueva tasación de los terrenos expropiados para la urbanización de Fadesa no tiene importancia alguna y no suponen ningún problema para el concello:


http://www.laopinioncoruna.es/metro/2010/02/10/maceiras-acepta-sentencias-expropiaciones-fadesa/357424.html


No podríamos estar más de acuerdo; no habría ningún problema, si al concello le sobrasen unos milloncitos de euros para abonar la diferencia entre los insultantes 6,32 € /m2 con que se pagaron los terrenos y los hasta 50 €/m2 que pedían los afectados.
Supongamos que la nueva tasación no concede los 50 €, incluso ni 40 ni 30. Ni siquiera 10 euros por metro. Supongamos sólo que se aprueba un incremento de un euro por metro. La urbanización afectó a millón y medio de metros (1.500.000 m2), con lo que el concello tendría que abonar millón y medio de euros. Si fuesen dos euros más por metro, tres millones y así sucesivamente.

Contestarán rápidamente el alcalde o su muy competente y preparado asesor de urbanismo que ese dinero lo deberá abonar al concello la empresa, pero recordemos también que Fadesa ya no es tal sino Martinsa Fadesa... ah, no que ahora ya no se sabe ni cómo se llama ni dónde está, ni sobre todo cuánto y dónde está el dinero que debe a sus numerosos y variados acreedores.

En fin, que parece que algo de importancia sí tienen estas sentencias, y algo de repercusión tendrán en Miño. Pero el señor Maceiras nos entretendrá con unas paredes de luces, una pista de vuelo libre o un centro de talasoterapia.

Será por dinero!

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